Adiós Tristeza, Bienvenida Esperanza
Salió de la consulta con una sonrisa;
Había encontrado un profesional que entendía su sufrimiento, que conocía la raíz de aquel dolor.
Por unos segundos, se imaginó una vida mejor; sin lágrimas, sin tristeza en su interior.
Una pequeña conversación, le llevó a su cerebro del estrés a la relajación y según pasaban los días aquellas píldoras hacían desaparecer a los fantasmas de sus pesadillas.
Creaban nuevos sueños, metas y utopías.
Con el primer canto del gallo, se despierta; aunque la somnolencia era un síntoma de esta receta, su mejor remedio era dormir, su aliado el sueño y su enemigo era abrir los ojos de nuevo.
En los sueños todo era perfecto, el descanso era plácido y completo.
El mejor descubrimiento, el medicamento le ayudaba a relajarse, a tranquilizarse, y con ello conseguía encontrarse, cada día estaba más cerca de recuperarse.
Sosteniendo la vida entre sus manos dejó de ser un sonámbulo, comenzaba de nuevo sin juicios ni preámbulos, con el corazón por delante y la sonrisa radiante. Sin pensar en tonterías o en recuerdos que ya no formaban parte del día a día.
Aquella receta fue el milagro que necesitaba para empezar de nuevo, para frenar al cerebro y dejar de lamentarse por ello.
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